Miguel y su perro Neko. |
Miguel A. García Vico, natural de Badalona,
vive en La Llagosta, adora los platos de cuchara, carga y descarga productos
congelados, es un grandísimo aficionado a los deportes y fue voluntario con
Pulseras Candela.
En un solo párrafo tienes descrita a la persona tras el perfil de Instagram “Carreras Solidarias los Intocables” que nació, como casi todas las cosas bonitas de la vida, tras la solicitud de ayuda de una amiga de Miguel, Chelo, que le pidió difusión sobre la enfermedad piel de mariposa en su día internacional (recordaréis el post que dedicamos a esta enfermedad y su Fundación Debra).
“Supe de esta condición y quise aprender más sobre ella, comencé a leer en Internet y entonces decidí poner mi granito de arena. Cierto que, estando en pandemia, las opciones eran online, y ahí que me lancé, con mi primer evento virtual y sin ánimo de lucro” -nos cuenta Miguel-.
Miguel acompañado de su hija Lucía. |
"En un par de meses, después de recopilar información sobre eventos virtuales y hablar con Fundación Debra, me puse manos a la obra y ya tenía dorsal, cartel, aplicación de cronometraje y, por supuesto, cuenta en redes sociales”.
Y el esfuerzo valió muchísimo la pena: el primer evento hubo 244 dorsales oficiales y una recaudación de 1220 euros: toda la recaudación integra para la ONG.
La cuenta de Instagram de Miguel no sólo da visibilidad a esta causa sino a otras causas solidarias y sociales que pasan por su perfil, una labor muy valiosa que tanto bien hace, especialmente, a las pequeñas entidades:
Actualmente, Miguel está trabajando en dos Carreras Solidarias Los Intocables para 2022 - -la primera, ya tiene fecha, 8, 9 y 10 de abril-, entre otras sorpresas que estamos deseando conocer.
Como bien dice, la ayuda solidaria va más allá de la aportación monetaria, hay otras formas de colaborar, dando difusión, visibilidad, por eso os esperamos en la cuenta de Instagram de Miguel, un oasis de solidaridad, luz e ilusión en el que siempre hay sitio y tiempo para echar una mano y hacer de este mundo, offline y online, un lugar mejor.
Gracias Miguel por tu implicación, compromiso y buen humor siempre.
Seguimos en esta red para conocer a una persona maravillosa, luchadora, generosa y muy artista, hablamos de Cristina o Enfilant la calma.
Su invalidez y su lesión en la espalda no le impiden cuidar con total dedicación de sus hijos y, además, cruzando la puerta verde, lanzarse al maravilloso y hechizante mundo del ganchillo:
"En los entrenamientos me aburría muchísimo y entonces me puso a hacer ganchillo, lo que me vino estupendamente como terapia durante el confinamiento y, además, me sirvió para calmar mis nervios, transmitir seguridad a mis pequeños y tejer primorosas mantas, bufandas..."
"Me puse manos a la obra y comencé a elaborar muñequitos preciosos a los que, más tarde, por sugerencia de uno de mis hijos, añadí perfume de lavanda, ¡todo un acierto, sin duda! Mis niños también me propusieron hacer mantas, a ellos les encantan, les da mucha seguridad y bienestar, y en ello me apliqué".
Cristina habló entonces con el supervisor de los eventos a los que asistía como voluntaria, también lo comentó con el resto del equipo, psicólogas y demás, y con su ayuda y el "boca a boca", Enfilant la calma ha despegado y sigue planeando con holgura, creando más belleza y más solidaridad cada día.
Cristina también dona muñecos al Centro de Salud Mental de Figueres, que los entrega a los pacientes infantiles: "esto me hace muy feliz porque el muñeco se convierte en una doble vía de terapia, para mí, mis hijos y también para el peque que lo recibe".
La iniciativa de una mamá solidaria que liquidó el aburrimiento construyendo pequeños sueños con aroma a lavanda sigue creciendo, Cristina nos confiesa: "nos haría mucha ilusión que mamás, abuelas, tías se unieran y hubiera pequeños grupos de costureras en distintas ciudades, sería fantástico, yo encantada de ayudar, enseñar, colaborar con quien desee iniciarse en este arte".
No dejes de pasar por Enfilant la calma, saludar a Cristina y guardar la esperanza de que, tras ciertos tropiezos, nuestro paso puede hacerse más firme y decidido.
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