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"No lo ha visto pero lo escuchó todo".

Esta frase es  un clásico de los accidentes de tráfico.   Se ha producido un atropello en el centro de Madrid. Parece que alguien no ha respetado un ceda al paso (¡qué raro! ), ha colisionado con otro alguien, haciendo que invadiera la acera y golpeara a dos viandantes.     Acaban de dar la noticia en la televisión.  El presentador conecta en directo con la reportera. La reportera nos muestra la acera en la que quedan restos del suceso. La reportera se acerca a la puerta de un estanco ubicado en la calle del siniestro. La reportera le enchufa la alcachofa a una señora que espera en la puerta del estanco. La reportera dice: “No ha visto el atropello pero lo escuchó todo”. Pues eso, un clásico.   “Escuché un golpe muy fuerte y miré”. Otro clásico.   O sea, que no ha visto nada. No conoce la dinámica del accidente. No la propongas como testigo. Cuando el juez oiga esta frase, se va a acordar de tus ancestros, y con razón.   “Sí, lo vi todo, rec

Carmen, Iber y Anuk.

Este post tan especial es parte de mi voluntariado en la Asociación Alhelí, de ayuda para la prevención del duelo patológico.  Se trata del testimonio de Carmen , una de sus dolientes, que compartió conmigo un trocito de su vida y de su paso por la asociación.  Iber, hijo único de Carmen, murió el 2 de marzo de 2020, 5 días antes de cumplir 28 años. Anuk , su hermano canino , murió tres meses más tarde.  Su nombre, “Iber”, es un fragmento de la palabra “libertad” que sus padres tomaron prestado cuando nació. Iber dibujaba, soñaba y diseñaba magistralmente: era todo arte, creatividad, ingenio, luz, empatía, corazón, sensibilidad, conciencia.  Fuente foto: https://asociacionalheli.org/ Carmen sabe que Iber presentía la pandemia, el confinamiento, la limitación de nuestra libertad. En sus sueños, él le ha explicado por qué se marchó tan pronto: “Mamá, tengo que estar aquí, llega mucha gente de golpe” . Iber los acoge, entre ellos, a su dulce peludo, Anuk; no consintió que se fuera ant

La leyenda de la casa creciente.

Dicen los más viejos del lugar que si el acta de replanteo y el fin de obra se firman en luna creciente , el inmueble resultante tendrá unos metrillos cuadrados más de los previstos en el proyecto de ejecución para el que se concedió la licencia de obras.  José María Cano estuvo a punto de hacer una canción inspirada en esta leyenda, pero después de pasar por algún ayuntamiento y dejarse los ojos en los papeles , desistió y escribió "Ay, qué pesado ".  No me extraña.    ¿Conocías esta leyenda?   Yo supe de ella gracias a una de mis primeras clientas británicas , Glyn.  Un buen día me llamó para decirme que el promotor le exigía noventa mil euros más de lo pactado por la vivienda porque ya no tenía 160 m2 (según señalaba el contrato privado) sino 190 m2 (según afirmaba el susodicho) .  El susodicho era un profesional de la promoción inmobiliaria tremendamente creativo e innovador , todo hay que decirlo. En algún momento de su recorrido artístico , respecto de otros cl