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Aquella vez que me quedé en blanco.

Llegué a este mundo hace 46 años y desde el primer minuto he tenido siempre algo que decir.

Aquella vez que me quedé en blanco fue la primera y la última a fecha de hoy.

Tendría 22 de los 46, estaba plantada delante del tribunal que me examinaba de Derecho Procesal Penal, la temida asignatura que muchos alumnos terminaban cursando y aprobando en Granada -aquí tenía su dificultad- y la primera pregunta fue:

-"¿Qué sabe Vd. del recurso de apelación en el tribunal del jurado?".

Dos líneas que recordaba en fluorescente amarillo en mis apuntes y poco más.

Faltaban unas cuantas líneas más, manchadas de fluorescente verde, pero no fui capaz de recordarlas.

-"¿No sabe Vd. nada más de este tema?".

Pues lo cierto es que no (pensaba mientras ponía cara de gatito hambriento).

Una hora estuve allí, respondiendo cuestión tras cuestión. Una hora más tarde pude marcharme. Un par de semanas después salieron las notas y la mía era un dignísimo "aprobado".

Al menos, no tuve que irme a Granada.

Hoy recuerdo con cariño y nostalgia aquella vez que me quedé en blanco, aunque entonces me pareció una catástrofe gigantesca.

Hoy escribo estas líneas en la misma sala en la que aquella vez me quedé en blanco. 


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